En clínica psicológica observamos con regularidad que la persona que deja los consumos pasa por periodo de alguna turbulencia sintomática que muchas veces ni siquiera asocia a las dificultades que acarrea el llamado síndrome de abstinencia.
No es la intención de este texto categorizar la forma como la persona se siente en función del tipo de consumo ni de patologizar esta reacción tan natural del cuerpo y de la mente. Sabemos, además, que incluso cuando se trata de consumos de la misma sustancia o conducta, los síntomas manifestados en el periodo de abstinencia pueden ser muy distintos. No obstante, es menester compilar algunos de los más frecuentes y difíciles síntomas en esta fase tan importante en el camino de la recuperación con vistas a que podamos entender y lidiar mejor el fenómeno.
Muchas de las recaídas se dan durante el periodo de la abstinencia precoz, frecuentemente por un desconocimiento profundo de la situación por la que la persona está pasando y, por otro lado, para buscar alivio al malestar asociado a complicaciones del momento.
Con frecuencia este termina siendo un trabajo de filigrana, saber qué es abstinencia o no. No obstante, debemos abrir espacio para una cierta educación sobre las manifestaciones del cuerpo y mente, aprender a estar atento e interpretar esas señales va a ser imperial en todo el proceso de tratamiento. Hemos de entender también que la abstinencia no es apenas un conjunto de señales físicos que se dan durante un periodo de tiempo concreto después del último consumo, sino que también son emociones, pensamientos, estados de ánimo que se pueden extender o tener replicas meses después. Una correcta psicoeducación en este sentido sumado al desarrollo de herramientas de manejo proporciona a la persona la posibilidad de cruzar esta turbulencia de forma libre, consciente, sana y lo más constructiva posible.
"Muchas de las recaídas se dan durante el periodo de la abstinencia precoz, frecuentemente por un desconocimiento profundo de la situación por la que la persona está pasando"
Alcohol
El síndrome de abstinencia suele ser bastante intenso, requiriendo, a veces, atención médica urgente.
Generalmente, en las primeras horas de privación se pueden experimentar náuseas, sensación de malestar, vómitos, inquietud, nerviosismo y ansiedad, que puede ser seguida por calambres musculares, temblores y gran irritabilidad.
El síndrome de abstinencia alcohólica leve consiste en temblores, debilidad, cefalea, sudoración, hiperreflexia y síntomas gastrointestinales. Ocasionalmente puede ocurrir taquicardia e hiperpresión arterial. Los síntomas suelen comenzar alrededor de las 6 h de la interrupción del consumo. Algunas personas presentan convulsiones generalizadas (llamado convulsión relacionada con el alcohol o convulsiones de ron). Las convulsiones generalmente ocurren 6-48 h tras el cese del consumo de alcohol.
El delirium tremens suele iniciarse de 48 a 72 horas después de interrumpir el consumo de alcohol, con ataques de ansiedad, confusión creciente, sueño alterado (con pesadillas o ilusiones nocturnas), sudación y depresión profunda. Son frecuentes las alucinaciones fugaces que producen inquietud, miedo e incluso terror. Lo típico del estado delirante inicial, con confusión y desorientación, es la vuelta a la actividad normal que puede tener que ver con su cuotidiano.
Los síntomas leves del síndrome de abstinencia alcohólica se pueden controlar en casa, aunque se recomienda una consulta médica antes de dejar de consumir alcohol repentinamente. Si alguno de los síntomas causa problemas, se debe realizar una consulta médica con urgencia. Si la persona que se está absteniendo del alcohol presenta algún estado de confusión o agitación, esto podría indicar que necesita una consulta médica urgente y tratamiento en un hospital mientras se abstiene del alcohol.
Heroína
El síndrome de abstinencia agudo comienza a las pocas horas del último consumo y puede durar hasta dos semanas. Los síntomas principales durante este período son lagrimeo, bostezos, piloerección, sudoración, temblores, dolores musculares, diarrea, febrícula, aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, agitación e insomnio. Otros síntomas tales como depresión y sobre todo el ansia de consumo que también se desencadenan al inicio, pueden durar meses.
Irritabilidad
Ansiedad
Aprensión
Dolores musculares de moderadas a intensas
Escalofríos
Náuseas
Diarrea
Bostezos
Sudores
Debilidad física e insomnio
Cocaína
La abstinencia de cocaína puede estar constituido por un grupo clínicamente significativo de síntomas, comportamientos y/o características fisiológicas, que varían en grado de gravedad y duración, que ocurre después del cese de los consumos de esta sustancia.
Reducción en el consumo de cocaína en individuos que han desarrollado una relación adictica con la cocaína o han consumido cocaína durante un período prolongado o en grandes cantidades, puede desencadenar un conjunto de señales o síntomas que están muy directamente asociados a la interrupción de los consumos. Es importante estar informado de cuales pueden ser esas señales y mantenerlas bajo vigilancia.
Las características de abstinencia de la cocaína pueden incluir:
Humor disfórico
Irritabilidad
Fatiga
Ralentización o agitación psicomotora
Sueños vívidos y desagradables
Insomnio o hipersomnia
Aumento del apetito
Ansiedad
Craving (deseo de consumo)
Cannabis
Las personas que fumaron durante periodos muy largos en general experimentan efectos secundarios más graves que los que no consumieron tan intensamente o que lo hicieron durante menos tiempo. Los síntomas del síndrome de abstinencia al cannabis pueden ser físicos o psicológicos. La depresión y el insomnio son los síntomas más característicos del síndrome de abstinencia a la marihuana, así como las pesadillas y la irritabilidad. Con frecuencia la persona menciona una sensación de “niebla” a nivel cognitivo, manifestando dificultad en ordenar las ideas y pensamientos. Respecto a los síntomas físicos, las cefaleas acostumbran a ser habituales y pueden llegar a permanecer durante semanas. La sudoración excesiva es un síntoma que explica cómo el organismo trata de eliminar de forma natural las toxinas que esta sustancia introduce en el cuerpo.
Duran 2-4 días, hasta 3 semanas, entre los que se pueden identificar:
Sudoración excesiva
Náuseas y vómitos
Cefaleas
Espasmos musculares
Dolor de estómago
Fiebre
Anhedonia (experiencia de placer reducida)
Dolor de cabeza, malestar general o malestar
Ansiedad, nerviosismo, irritabilidad
Ansia
Ligera pérdida de apetito
Humor depresivo
Pensamiento lento y habla
Dificultad para dormir (hasta 6 semanas)
Benzodiazepinas
Una nota previa al respecto de los hipnosedantes, grupo de clasificación al que pertenecen las benzodiazepinas, que sufren de una tendencia en ascensión desde que hay registro, el año 1994. En ese momento la prevalencia era de 5,8 % y en los datos de 2021 esa prevalencia se sitúa en 24,1% (fuente: ESTUDES). Este es uno de los datos más preocupantes.
El síntoma de abstinencia a las benzodiacepinas a menudo es una reproducción de los síntomas iniciales que han sido el génisis del inicio de los consumos. Vuelve a aparecer ansiedad o pasar insomnio. Existe esta sensación de que “no soy capaz de hacerlo si no tomo alguna cosa”, una sensación de inseguridad.
Las primeras manifestaciones tras el cese del consumo son:
Temblores en las manos
Sudoración y taquicardias por hiperactividad del sistema nervioso central
Insomnio
Náuseas o vómitos
Alucinaciones
Ansiedad
Agitación psicomotora
Convulsiones
Efecto rebote: aparición con mayor intensidad de los síntomas por los cuales empezaron a tomar benzodiacepinas
Los síntomas tras algunas semanas, aunque alguno puede ser persistente a largo plazo, son:
Intolerancia al estrés de la vida
Ansiedad
Insomnio
Depresión
Molestias gastrointestinales
Molestias neuromusculares y esqueléticas
Síntomas sensoriales: zumbido, entumecimiento, temblores…
Mala memoria y deterioro de las funciones cognitivas
Juego
Cuando el paciente deja de jugar, aparece un síndrome de abstinencia. Éste se caracteriza por ansiedad o irritabilidad. Aparecen síntomas vegetativos como enrojecimiento, sudoración y temblor de manos. En los casos más severos se pueden traducir en trastornos de conducta, con cuadros depresivos de distinta intensidad.
La retirada del juego produce el efecto exactamente contrario al que produciría la fuente de adicción. Es decir, si jugar suponía relajación, diversión y proporcionaba bienestar; en fase de abstinencia se notarán estados de nerviosismo, aburrimiento y malestar.
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