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Motivación y adiciones: 5 fases de cambio

Actualizado: 21 may 2023

¿Qué sabemos sobre la Motivación?


Según el investigador William Miller sería un estado de disponibilidad o deseo de cambio que puede fluctuar de un momento a otro, o de una situación a otra. La motivación no debe entenderse como algo que "uno tiene", o que es inherente a la persona, sino más bien como algo que se puede construir, estimular, cultivar e incluso aprender. Implica un proceso de reconocer un problema, encontrar una manera de construir una salida, iniciar y mantener esa estrategia de cambio.


"El papel de la terapia es ayudar a estimular, aumentar y mantener la motivación. Incluso si el cambio y el abandono de los consumos es responsabilidad de la persona, la terapia puede aumentar la disponibilidad y la energía necesaria para ese cambio."


Para el mismo autor existen diferentes elementos que configuran la naturaleza de la motivación, definiéndola a partir de la articulación de los factores que se mencionan a continuación:


La motivación es la piedra angular del cambio. Se redefine como intencional, intencional y positiva; disponible para las mejores intenciones y objetivos. Por lo tanto, es la probabilidad de que una persona comience, continúe y se comprometa con una estrategia específica de cambio.


La motivación es multidimensional. Abarca todos los deseos internos de la persona, las presiones externas y los objetivos que influyen en ellos; percepción de riesgos y beneficios de comportamientos para sí mismos y evaluaciones cognitivas de la situación.


La motivación es dinámica y fluctuante. Es un estado dinámico que puede fluctuar con el tiempo y en relación con diferentes situaciones, en lugar de ser un atributo personal estático. También varía en intensidad. En este sentido, la motivación puede ser un estado ambivalente o una preparación determinada para actuar, o no actuar.


La motivación está influenciada por las interacciones sociales. Aunque los factores internos son la base para que el cambio cristalice, los factores externos son condiciones cambiantes. La motivación del individuo para el cambio puede estar fuertemente influenciada por la familia, los amigos y el apoyo (o no) de la comunidad.


La motivación puede ser modificada. La motivación es transversal a todas las actividades, operando en diferentes contextos y en todo momento. Por lo tanto, es accesible, se puede modificar y aumentaren muchos puntos del proceso de cambio. No tiene que "tocar fondo" o experimentar consecuencias terribles o irreparables para que un comportamiento se abra a la necesidad de cambiar.


El papel de la terapia es estimular y aumentar la motivación. Incluso si el cambio es responsabilidad de la persona, la terapia puede aumentar la disponibilidad y la energía necesaria para el cambio. Para ello, puede permitir a la persona reconocer conductas adictivas, de modo que consideremos un cambio en cierto sentido, ayudándole a sentirse competente y seguro de realizar ese cambio.


A estas dimensiones y factores, hay que añadir a esta conceptualización dos indicaciones (más contemporáneas), que son los aspectos intrínsecos y extrínsecos de la motivación.


Motivación intrínseca. Es el que trae, ejecuta y activa al individuo por sí mismo para lo que quiere lograr. Es decir, la gratificación deriva de la ejecución misma del comportamiento y tal comportamiento es expresivo: es simultáneamente medio y fin. El desempeño, por ejemplo, de un trabajo desafiante para el cual tiene las habilidades necesarias, hace que la actividad, por sí misma, sea satisfactoria. Ver el abandono de la adicción y de los consumos de una forma favorable y positiva per se.


La experiencia ha demostrado que es más probable iniciar un proceso de cambio de estilo de vida y mantener los cambios logrados a lo largo del tiempo cuando el individuo se moviliza y nutre este proceso de motivaciones intrínsecas.


Motivación extrínseca. Es causada por expectativas de obtener sanciones o algún tipo de recompensa externa por la conducta que lleva a cabo. Es decir, depende del exterior y, por lo tanto, el comportamiento se vuelve instrumental: se convierte en un medio para un fin. Puede ser, por ejemplo, obtener una recompensa económica, social o psicológica (la aprobación de tus compañeros o algún tipo de reconocimiento). Como dejar los consumos y recuperar de la adicción como finalidad de satisfacer la voluntad de alguien (familiar, amigo, pareja…). O puede tratarse de evitar consecuencias desagradables (rechazos, sanciones o pérdida de confianza por parte de los demás).


Ambas fuentes de motivación deben considerarse importantes y no debemos descartar la contribución que cada una de ellas puede aportar. Son diferentes y pueden ser complementarias entre sí, y poder combinar ambas te permite alcanzar objetivos de la manera más productiva y rentable y estable posible.


Fases del cambio motivacional


Todas las personas que logran una mejora en sus estilos de vida pasan por una serie de fases descritas por Prochaska y Diclemente. Estas fases tienen lugar no solo en una dirección, sino que actúan de manera circular. No hay una duración específica y estable para cada fase, cada proceso de cambio es único en su esencia. Hay transiciones entre fases que ocurren con más frecuencia que otras, por ejemplo, de la acción al mantenimiento. La persona puede pasar por cada fase varias veces antes de lograr el cambio con respecto a su adicción. Estas fases son:


  1. Pre-contemplación: La persona no manifiesta el deseo de cambio en los meses siguientes. No ve claramente que tiene un problema con los consumos. Podemos escuchar frases como "algo tendrá que morir" "Mi vecino murió a la edad de 90 años y bebió". Aquí es esencial estimular el pensamiento sobre la situación actual y abrir espacio para hablar sobre las posibles consecuencias de su adicción.

  2. Contemplación: El individuo es consciente de que hay un problema con los consumos, pero aún no se ha preparado para tratar de cambiar. La palabra clave en este punto es ambivalencia. La persona es conocedora del problema, que quiere cambiar, pero no cree que traiga beneficios. En este caso, debemos tratar de construir la motivación para el cambio.

  3. Preparación o determinación: El sujeto está listo para actuar y recuperar de su adicción. No quiere decir que haya tomado una decisión firme, sino que empieza a dar pequeños pasos (evitar ciertos contextos, dejar de ir a bares que le animan a beber más, alejarse de las personas que le incitan al consumo...). El objetivo es colaborar con él para crear un plan de cambio adecuado (objetivos realistas, concretos, útiles, alcanzables y medibles).

  4. Acción: El sujeto realiza cambios visibles para modificar el comportamiento. Es un momento estresante, y debe tener cuidado de buscar lugares/personas seguras y evitar recaídas o retomar consumos.

  5. Mantenimiento: Esto significa que la persona mantiene cambio durante un período de varios meses. Esta fase tiene una duración ilimitada y el individuo debe esforzarse por mantener el cambio y consolidarlo.


El éxito terapéutico es más fácil de lograr si se puede identificar bien en qué etapa nos encontramos y enfocar el proceso correctamente para cada fase, de lo contrario pueden producirse resistencias, que eventualmente condicionarían el proceso de cambio para la persona.


Como parte del proceso de recuperación en adicciones, pero fuera del ciclo de cambio, se pueden dar las recaídas. Esta fase de retorno al consumo puede tener graves consecuencias, ya que la persona puede volver a la fase de pre-contemplación después del consumo o la repetición de su comportamiento adictivo, o puede permanecer en consumo indeterminado.


La recaída, más que un evento o situación, se tiene en cuenta como un proceso y puede integrarse en la consolidación del cambio. Durante mucho tiempo se tuvo en cuenta como un fracaso terapéutico y una prueba de la irreversibilidad del comportamiento adictivo: ¡nada podría estar más lejos de la realidad! En el hipotético caso de que ocurra una recaída, se debe integrar en el proceso de entrenamiento de la persona con el fin de detectar situaciones y condiciones de riesgo, por otro lado, el evento brinda una oportunidad muy importante para desarrollar habilidades y recursos para enfrentar situaciones o momentos que pueden representar un riesgo. En resumen, la recaída no cuenta la historia de la persona, informa de sus dificultades y dónde está su potencial de desarrollo que hará posible consolidar los cambios a los que se somete.

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