Desde el surgimiento del consumo de tabaco en Europa a mediados del siglo XVI hasta finales de la primera mitad del siglo XX, una considerable cantidad de tabaco era consumida en forma de rapé, puros o pipas. La introducción de la máquina de liar cigarrillos en 1881 marcó un importante cambio, generando una amplia expansión en el consumo de tabaco en forma de cigarrillos, especialmente durante las dos Guerras Mundiales. A pesar del uso extendido, las implicaciones para la salud derivadas del consumo de tabaco pasaron mayormente desapercibidas, con escasas menciones en la literatura relacionada con la salud sobre sus efectos nocivos para la salud, como casos de ambliopía, angina inducida por el humo del tabaco, o cáncer de labio o lengua en fumadores de pipa.
No obstante, el vertiginoso aumento de los casos de cáncer de pulmón desde la década de 1920 condujo a la realización de numerosos estudios de casos y a controles del consumo. Estos esfuerzos culminaron en la publicación, en la década de 1950, de los primeros artículos científicos que establecieron una conexión entre el consumo de tabaco y el desarrollo del cáncer de pulmón.
Hoy en día, el consumo de tabaco es responsable de aproximadamente 5 millones de muertes anuales, siendo la principal causa de morbilidad y mortalidad evitables en los países desarrollados. Si no se implementan medidas efectivas de prevención y control contundentes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2030, alrededor de 10 millones de personas morirán anualmente como resultado de esta adicción.

La Adicción al Tabaco y sus Desafíos
La dependencia del tabaco es un fenómeno arraigado en la sociedad desde que este producto se introdujo en Europa en el siglo XVI. A lo largo de los siglos, el consumo de tabaco ha evolucionado, pasando de formas más tradicionales como el rapé, puros o pipas, a la prevalencia de los cigarrillos, especialmente después de la creación de la máquina de liar en 1881.
A pesar de su larga historia, la dependencia al tabaco ha llevado consigo serias implicaciones para la salud, muchas de las cuales fueron ignoradas durante mucho tiempo. A lo largo de los años, se han registrado casos de adicción al tabaco que van más allá de la simple habituación física, involucrando aspectos psicológicos y sociales en la ecuación.
La industria del tabaco ha desempeñado un papel clave en la perpetuación de este problema, utilizando estrategias de marketing y publicidad para mantener y aumentar su clientela. La nicotina, presente de manera natural en el tabaco, ha demostrado ser altamente adictiva, contribuyendo significativamente a la dificultad que experimentan muchas personas al intentar dejar de fumar.
A pesar de la creciente conciencia sobre los riesgos para la salud asociados al consumo tabaquismo, la dependencia al tabaco sigue siendo una realidad para millones de personas en todo el mundo. La lucha contra esta adicción implica no solo abordar los aspectos físicos de la nicotina, sino también comprender y abordar los factores psicológicos y sociales que mantienen arraigada la conducta adictiva.
La dependencia al tabaco se caracteriza por una serie de síntomas que reflejan la necesidad física y psicológica de consumir nicotina. Estos síntomas pueden variar en intensidad y manifestarse de manera diferente en cada persona. Algunos ejemplos de esos síntomas:
Deseo persistente de fumar: Experimentar un fuerte deseo o ansia de consumir tabaco, que puede surgir en diversas situaciones cotidianas.
Tolerancia: La necesidad de aumentar la cantidad de tabaco consumida para lograr el mismo efecto, lo que indica una adaptación del cuerpo a la nicotina.
Síntomas de abstinencia: Experimentar malestar físico y emocional cuando se intenta reducir o dejar de fumar, como irritabilidad, ansiedad, dificultad para concentrarse, aumento del apetito y cambios en el estado de ánimo.
Consumo persistente a pesar de problemas de salud: Continuar fumando a pesar de tener problemas de salud relacionados con el tabaco, lo que demuestra una pérdida de control sobre el consumo.
Priorización del tabaco: Dedicar una cantidad significativa de tiempo a planificar, obtener y fumar, a menudo a expensas de otras actividades importantes.
Reducción de actividades sociales: Evitar situaciones en las que no se puede fumar o retirarse de actividades sociales para poder satisfacer la necesidad de tabaco.
Persistencia a pesar de querer dejarlo: Desear dejar de fumar pero no poder hacerlo, incluso cuando se comprenden los riesgos para la salud asociados.
¿Qué es EMDR y cómo te puede ayudar para dejar de fumar?
La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) ha emergido como un enfoque innovador en el tratamiento de la dependencia al tabaco. Este método, originalmente diseñado para tratar trastornos de estrés postraumático, se ha adaptado con éxito para abordar las complejidades psicológicas asociadas con las adicciones y a la terapia para dejar de fumar.
Durante las sesiones de terapia EMDR para dejar de fumar, los individuos son guiados por un terapeuta acreditado para abordar recuerdos o asociaciones significativas relacionadas con el consumo de tabaco. Utilizando movimientos oculares y otros estímulos bilaterales, la terapia EMDR busca desensibilizar y reprocesar la información emocional asociada con el tabaquismo.
El objetivo es identificar y modificar los pensamientos disfuncionales y las respuestas emocionales arraigadas que contribuyen a la dependencia. A medida que la persona trabaja a través de estos elementos, se busca reducir el deseo de fumar y fortalecer la resiliencia frente a los desencadenantes asociados con el consumo de tabaco.
La terapia EMDR para dejar de fumar también aborda la relación entre el tabaco y las experiencias emocionales, ayudando a los individuos a desarrollar estrategias alternativas para manejar el estrés, la ansiedad u otras emociones sin recurrir al tabaco. Además, fomenta la toma de conciencia y el autocuidado, promoviendo una transformación más profunda hacia un estilo de vida libre de tabaco.
Si bien la terapia EMDR para dejar de fumar puede no ser adecuada para todos, su enfoque en el procesamiento de las experiencias emocionales asociadas con la dependencia ofrece una perspectiva única y efectiva para aquellos que buscan liberarse del tabaquismo. Es esencial consultar a un profesional de la salud mental acreditado para determinar la idoneidad de este enfoque y diseñar un plan de tratamiento personalizado.
El artículo "Tratamiento de la adicción al tabaco mediante el Protocolo del Estado Emocional (FSAP) de la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR)" se centra en la aplicación de la Terapia EMDR para abordar la adicción al tabaco. Los autores, Tsoutsa, Fotopoulos, Zakynthinos y Katsaounou, exploran el uso del Protocolo del Estado Emocional (FSAP) de EMDR como una estrategia para tratar la dependencia del tabaco y los resultados son significativamente positivos.
Este estudio, publicado en la revista "Tobacco Induced Diseases" en 2014, destaca cómo la Terapia EMDR, originalmente diseñada para tratar trastornos de estrés postraumático, puede adaptarse de forma efectiva para abordar las complejidades emocionales asociadas con la adicción al tabaco. El Protocolo del Estado Emocional se utiliza para desensibilizar y reprocesar la información emocional vinculada al tabaquismo.
Beneficios de Dejar de Fumar
Los efectos positivos de dejar de fumar se hacen evidentes en tan solo unas horas. A las 12 horas de haber cesado el hábito, los niveles de monóxido de carbono en la sangre retornan a niveles normales, mientras que los niveles de oxígeno aumentan. Después de 72 horas, la capacidad pulmonar experimenta mejoras notables, facilitando la respiración. Al alcanzar el primer o segundo mes, se aprecian mejoras en el gusto, el olfato, así como en la tonalidad y aspecto de la piel.
Entre las dos semanas y los tres meses después de haber dejado de fumar, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco comienza a declinar. Después de quince años sin fumar, el riesgo de enfermedades cardiovasculares se equipara al de un no fumador de la misma edad y género. Pasados entre cinco y quince años de abstinencia, el riesgo de sufrir un derrame cerebral se iguala al de aquellos que nunca han fumado.
Dejar de fumar conlleva una amplia gama de beneficios para la salud física y mental, así como mejoras en la calidad de vida. Algunos de los beneficios más destacados incluyen:
Mejora de la salud pulmonar: Dejar de fumar reduce el riesgo de enfermedades pulmonares, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón. También se observa una mejor función pulmonar y una capacidad respiratoria mejorada.
Reducción del riesgo cardiovascular: El abandono del tabaco disminuye significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. La salud del sistema circulatorio mejora con el tiempo.
Mejora del sentido del gusto y del olfato: Dejar de fumar conduce a una recuperación de los sentidos del gusto y del olfato, que a menudo se ven afectados por el hábito de fumar.
Piel más saludable: La piel tiende a mejorar su apariencia al dejar de fumar, ya que se reduce el daño causado por los productos químicos presentes en el humo del tabaco.
Mejora de la salud bucal: Disminuye el riesgo de enfermedades periodontales y otros problemas dentales asociados con el tabaquismo. Además, se reduce la posibilidad de desarrollar manchas en los dientes.
Incremento de la energía y resistencia: A medida que los pulmones y el sistema cardiovascular se recuperan, las personas que dejan de fumar suelen experimentar un aumento en la energía y la resistencia física.
Mejora en la salud mental: Abandonar el tabaco está asociado con beneficios para la salud mental, como la reducción del estrés y la ansiedad. Además, se observa un aumento en la concentración y la calidad del sueño.
Ahorro económico: Dejar de fumar resulta en un ahorro significativo de dinero a largo plazo, ya que se reduce el gasto en tabaco y posibles costos médicos asociados con el tabaquismo.
Mejora en la calidad de vida: En general, dejar de fumar contribuye a una mejor calidad de vida al reducir el riesgo de enfermedades graves y mejorar diversos aspectos de la salud física y mental.
Crear una Vida Libre de Tabaco con la Terapia EMDR
La adicción al tabaco es un desafío significativo que requiere comprensión y apoyo. Reconocer los síntomas y buscar ayuda profesional es esencial para superar esta dependencia. Con el respaldo adecuado, es posible construir una vida sin tabaco y disfrutar de una salud pulmonar mejorada y una calidad de vida más plena.
Recuerda que el camino hacia la recuperación puede ser desafiante, pero no estás solo. Busca la ayuda de profesionales en terapia EMDR para orientarte hacia una vida más saludable y libre de tabaco.
La adicción al tabaco es un trastorno complejo que puede afectar a personas de todas las edades y contextos. Si te enfrentas a este desafío o conoces a alguien que lo esté, ten en cuenta que hay profesionales disponibles para brindar el apoyo necesario. No dudes en comunicarte con nosotros si necesitas orientación o información adicional. Estamos aquí para ayudarte de manera discreta y respetuosa.
Referenciasv
Tsoutsa A, Fotopoulos D, Zakynthinos S, Katsaounou P. Treatment of tobacco addiction using the Feeling-State Addiction Protocol (FSAP) of the Eye Movement Desensitization and Reprocessing (EMDR) treatment. Tob Induc Dis. 2014 Jun 6;12(Suppl 1):A25. doi: 10.1186/1617-9625-12-S1-A25. PMCID: PMC4101559.
Resumen del artículo citado:
“Consequently, the 1st group was administered 6 sessions of the FSAP protocol. The 2nd group had 6 sessions of Cognitive Behaviour Therapy. The 2 groups were compared for smoking cessation (self-reported questionnaire, CO-measurements). The 1st group had a succession rate of 50% vs the second that had only 25%. Thus, we conclude that EMDR could be a very helpful tool in managing smoking relapses.”
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